Costumbres del valle en la víspera del día de Reyes
Etnografía
El reinado
La familia se reunía la noche anterior al día de Reyes y elegía, entre sus miembros, al rey. La elección se confiaba al azar mediante las cartas de la baraja. El cabeza de familia o, en algunos casos, la persona de más edad, repartía las cartas incluyendo en el reparto a Dios y a la Virgen para los cuales se colocaban sendos platos de porcelana donde depositar los naipes que les tocaran en suerte.
Algunas familias les ponían, también, silla junto a la mesa. Las cartas se distribuyen respetando un orden de edad y autoridad. Se comienza por Dios y se termina por el más joven de la casa. Es designado rey aquél a quien le corresponde el rey de espadas.
El elegido rey estaba obligado a invitar ala familia a una chocolatada o al desayuno de la mañana de Reyes. La obligación podía asimismo consistir en el pago del postre o prenda similar. Obviamente esto no se cumple cuando el elegido resulta ser Dios o la Virgen, situación que en algunos pueblos resolvían repitiendo el sorteo. Y serían los padres quienes costeasen la invitación cuando ésta correspondiera a los más pequeños.
Una vez designado el rey por el procedimiento descrito, los muchachos salían a las ventanas proclamando a viva voz el nombre del elegido al grito de «viva el rey fulano» y, en euskara, «fulano erregea». La proclama se acompañaba con gran estruendo de esquilas y cacerolas e, incluso, con disparos de escopeta.
En Lusarreta al rey le recordaban su obligación con la frase «fulano tienes que pagar la besugada» que consistía, pese a lo que pueda parecer, en una libra de chocolate.
Además en esta localidad el cargo tenía cierta continuidad durante el año, pues era frecuente solicitar, al entrar en las casas, el correspondiente permiso del rey o reina.
Otras variantes recogen la costumbre de que sea precisamente el más joven quien reparta las cartas (Lusarreta) o se señala que la carta designatoria sea el rey de oros (Villanueva) o el as de oros (Ekiza, Gorraiz). En Arrieta, por ejemplo, no incluyen a la Virgen en el reparto. En Lakabe, donde vivían pocas familias, se juntaban todas en una sola casa para efectuar la elección.
Esta costumbre se conoce en algunos pueblos como la chocolatada (Ekiza) aunque la denominación más extendida es la de el reinado.
Cencerradas
Después de la elección del rey, los chavales salían anunciando su nombre a las ventanas y balcones y a continuación bajaban a la calle donde con gran alboroto recorrían el pueblo agitando las esquilas o cencerros del ganado que se ataban al cuello o cintura. Eran preferidas las esquilas más grandes. No existe un orden o recorrido concreto para esta actividad y tomaban parte en ella los chavales hasta una edad de dieciséis años aproximadamente.
Si bien por lo general la cencerrada se limita al núcleo del pueblo, había casos en que los recorridos podían ser largos como el de los muchachos de Elkoaz (Urraul) y Artozki que llegaban hasta el caserío de Ekiza, a más de seis kilómetros, donde recibían algún pequeño obsequio en forma de comida o bebida. No hay testimonio de indumentarias o atavíos especiales