Valle de Arce

Valle de Arce-Artzibar

De molinos y molineros.

Etnografía

De molinos y molineros.
De molinos y molineros.

DE MOLINOS Y MOLINEROS DEL VALLE. (Texto e imágenes iniciales Jose Etxegoien)

Un molino es un edificio con unos artefactos que sirven para moler, estrujar, enfurtir o laminar. Pero es también el lugar donde vive y trabaja un molinero. Es una fuente de riqueza. Ha sido un elemento de dominio y de coacción. También un espejo donde se han reflejado los cambios tecnológicos y sociales que la evolución histórica ha ido trayendo. Su regulación ha sido objeto de una amplia normativa legal desde la antigüedad. Leyes, procesos tecnológicos, conflictos sociales, problemas hidráulicos, técnicas constructivas, materiales, comunicaciones, dinero, cereales…: todo esto ha afectado a los molinos.

Severino Pallaruelo, Los molinos del Altoaragón, 1994

“Con una dieta alimenticia basada principalmente en productos cerealísticos, no es extraño que el molino se erigiese junto con el pórtico de la iglesia y la taberna en centro de reunión de los habitantes del barrio, y que el molinero fuese uno de los personajes más populares de la vida local…”.

De los molinos de Bergara, 1994

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Detalle de una piedra de molino.
De la enciclopedia de Diderot y D’Alambert. siglo XVIII. (Fuente: www.gallica.bnf.fr)

Desde la Edad Media hasta comienzos del siglo XX los molinos habían sido una importante fuente de ingresos, y por tanto tanto reyes como nobles o la iglesia intentaban siempre tener el control de los mismos. Unos u otros construían molinos a su cargo para luego obligar  a los vecinos de la zona a moler en sus molinos con el precio que ellos imponían.

En el Pirineo Navarro, y en Artzibar en concreto no tenemos muchas noticias de este control de los molinos.

Hay una noticia suelta que da Yanguas en su diccionario del siglo XIX, donde dice que en 1631 “Arce” pagaba por el molino al rey un censo, junto con los lugares de “Ascárraga, Igunin y Urroz”. Pero parece que se refiere al barrio de Artze, cerca de Doneztebe-Santesteban.

No existen por ahora noticias de propiedad de los molinos diferente de los pueblos. Y es que en el Pirineo Navarro, incluido Artzibar, al menos desde el siglo XVI-XVII parece que la mayoría de los molinos son vecinales, quizás el beneficio era muy pequeño y no interesaban a los poderes de la época. Incluso tuvieron problemas a mediados del siglo XIX cuando en la Desamortización, no está claro el porqué, se decidió embargar, como bienes comunales que eran, algunos molinos y sacarlos a subasta, con lo que los vecinos tuvieron que recomprar sus propios molinos.

El molino era un pequeño centro de molienda, donde en algunos se fabricaba también pan. Era un centro de reunión, en general masculino, donde se discutía y hablaba de los problemas locales, y donde el reloj andaba más lento de lo normal. Se iba a moler el grano de casa, o se iba a comprar pan, harina… e ir se iba pero para volver siempre había tiempo.

Si la fuerza del agua era importante y se veía la necesidad en la zona, llegaron a poner en el mismo molino batanes para abatanar los tejidos. En Artzibar sólo tenemos noticia del batán de Nagore, pero era un edificio independiente del molino del pueblo.

En la zona las primeras referencias del uso doble como molino y batán vienen desde la Edad Media. El primer dato de un batán, de estos “molinos traperos“, lo encontramos en Uztarroze-Uztárroz, al se citado en 1450 su batán en la foz de Mintxate. Aezkoa, que tuvo en el siglo XIX una importante grupo de tejedores, tuvo tres molinos con batán, entre ellos el antiguo de Garralda, en el río Irati, que ersa utilizado también por los vecinos de Orotz Betelu, y seguramente alguno d sus pelaires.

A principios del siglo XX algunos molinos se electrificaron y a otros incluso le pusieron unas pequeñas turbinas para producir electricidad. Pero era producciones muy pequeñas e intermitentes.

El molinero por su parte, solía ser un vecino que cogía en arriendo para varios años el molino. En algunos pueblos, al menos en el siglo XIX, obligaban a moler en el molino para que así pudiera tener un mínimo de ingresos. Los que fabricaban pan con el tiempo intentaron tener más productos. Algunos aún se acuerdan de las magdalenas o tortas de txantxigor que hacían en el molino.

Como ejemplo de exclusividad del molino, al no tener datos de Artzibar, recurrimos  a dos ejemplos de la zona.

El primero es en la Baja Navarra, en el vecino valle de Garazi-Cize. En las ordenanzas de Ultrapueros de 1341, el molino era del rey de Navarra y la gente se negaba a la obligatoriedad de su uso, aduciendo que el mijo no entraba en esas normas, pero tuvieron que acabar cediendo. Seguimos un resumen d ela traducción del latín de las ordenanzas del historiador Fortún Perez de Ciriza: “El arrendador del molino real de S. Juan dice que los habitantes de la villa debían moler en él todo el trigo, mijo u otro cereal panificable, bajo pena de confiscación, y se queja de que no molieran allí el mijo, alegando que no estaba incluido en el conjunto. El gobernador hace que los jurados de San Juan reconozcan su obligación de utilizar el molino, salvo en casos excepcionales que se fijan”.

Otro ejemplo es un juicio de 1805 ocurrido en Aezkoa, en las Abaurreas, con la obligación de moler en el molino del pueblo: “En esta audiencia comparecio Xavier de Arregui arrendador de los molinos harineros de las dos Abaurreas el año ultimo de mil ochocientos y quatro y puso demanda a Juaquin Gambart diciendo que teniendo arrendadas las yerbas y aguas de los terminos de las Abaurreas una porcion de ganaderos riberiegos estava encargado de proveerles de pan dicho Gambart y debiendo acudir al Molino de las Abaurreas con el trigo á moler para dichos ganaderos baxo la pena de laca doble, respecto de que todos los vecinos habitantes y moradores de las dos Abaurreas tiene obligación de acudir a moler a dichos Molinos y el demandado ha trahido en harina de fuera hasta veinte y nuebe robos y pide que con arreglo a la Capitula primera de la escritura de arrendacion se le condene a la paga de dichas lacas, y comparecido el demandado Gambart, dice que los Amos de los ganaderos le dieron el trigo en Aybar con facultad de que lo pudiese moler en el molino de fuera de las Abaurreas y este no ha hecho mas que observar lo mandado por los principales, y su merced mando á dicho Gambart cumpla con el tenor de la escritura y pague la laca segun esta prebiene en el termino de quince dias .”

Hoy día no quedan molinos en Artzibar. El único en pie es el de Sargaueta, llamado venta de Arrieta, que hace años fue reciclado en piscifactoría, y hoy día sólo sirve de esporádica vivienda.

Artzibar ha tenido la suerte de que se ha realizado un buen estudio sobre los molinos que han existido en el valle, publicado en 1998 por el investigador  Daniel García Jaurrieta.

Los molinos del valle. (Estudio de García Jaurrieta).

En 1800 se citan 6 molinos: Uritz, Usotz, Otsa, Nagore, Orotz Betelu y Azparren. Y en 1915 Altadill sólo cita tres: Azparren, Nagore y Saragueta. El estudio de los molinos del valle realizado por Garcia Jaurrieta nos servirá de guía para conocer lo que quedaba de esos molinos hace 15 años. Leemos la referencia bibliográfica:

García Jaurrieta, Daniel. 1998. Molinos harineros en el valle de Arce. El molino de Nagore. CEEN, nº 71, pp. 139-156. (Existe versión digital).

Resumimos los datos dados por García Jaurrieta, que hace referencia a siete molinos que llegó a tener el valle:

Artozki. No tiene más datos que su desaparición en el siglo XX. Se situaba cerca de la central hidroeléctrica y como el pueblo en 2003 sus restos terminaron bajo el embalse de Itoitz. Comenta García Jaurrieta:

al norte del centro urbano, siguiendo un camino paralelo al río Irati, por el cual se accede a la central eléctrica, existen topónimos relacionados con la fábrica a la que nos referimos: “El Molino” y “Errotaldea”. Del antiguo edificio no resta más que alguna cimentación a orillas del río, en las cercanías de la central. Una de sus muelas se conserva en el pueblo. En el citado Nomenclátor figura el molino harinero, como un edificio de un piso temporalmente habitado.”

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Compuerta del canal del molino de Azparren.
El único resto que queda, junto con las piedras en la plaza.

Azparren. Los restos están en el camino a Abaurrea. Ya estaba en ruinas hace años. Según García Jaurrieta:

“la Geografía General del País Vasco-Navarro sitúa un molino en su término, actualmente los últimos vestigios de la fábrica se localizan en la parte alta del pueblo, junto al “Camino y Regata de Abaurrea; las aguas de esta última producían la energía necesaria para la actividad del molino. Se conservan in situ parte de los muros, uno de los pares de muelas, eje incluido y la zona de desagüe. En el centro del pueblo puede admirarse como complemento de una fuente el otro par. Su estado es lamentable, la ampliación del camino adyacente lo ha destruido por completo y sus muros han sido despojados de toda sillería”.

15 años después no quedan casi restos, una compuerta de hierro del canal y un resto de muro, pero mucho menos de lo que vió García hace años, dado que han arrastrado parte con una excavadora para hacer un nuevo ensache al camino.

También tuvo una pequeña central eléctrica, en la entrada este del pueblo, camino a Aristu, reconvertida los últimos años en albergue.

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Perfil del molino de Nagore
Dibujo de García Jaurrieta. 1998. (Pintado con ordenador).

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Planta del molino de Nagore
Dibujo de García Jaurrieta. 1998.

Nagore. Desaparecido por el embalse de Itoitz en 2003, resumimos el acta del molino de Nagore del año 1874 transcrito por García, donde lo describe:

se compone de dos piedras para moler con los demás útiles necesarios, del piso firme y teja vana, siendo sus cuatro paredes de obra de mampostería; de una balsa para el depósito del agua seguida de una acequia que llega hasta la muga de Arce, desde cuyo punto casi naturalmente y sin más que unas simples estacas y un pequeño aparato toma el agua su dirección para dicho molino, y de otra acequia por la cual se despiden las aguas del mismo molino; el edificio ocupa unos nueve metros de longitud y cinco y medio metros de latitud la balsa tiene próximamente cuarenta y nueve y medio metros de longitud seis y medio metros de latitud en los primeros ventiseis metros poco mas ó menos de longitud, y cinco metros en los veintitres y medio metros restantes, siguiendo despues la acequia hasta el rio en la muga de Arce con una latitud de unos dos y medio metros y novecientos cincuenta y medio metros de longitud poco mas ó menos; y la acequia del desagüe es de unos cuarenta y cuatro metros de longitud con unos tres y medio metros de latitud, de manera que la extensión superficial del molino, balsa y acequias es en punto dos mil ochocientos sesenta y cinco metros y setenta y cinco centímetros cuadrados próximamente; entre el molino y la balsa pasa una senda que conduce á ciertas huertas de hortaliza y el pueblo de Arce. Afronta el molino con su balsa y acequias, por el Norte con el rlo, por el Sur con el Camino que de Nagore dirige á Muniain, Oroz betelu y valle de Aezcoa, por el Este en toda su extensión con una senda y heredades particulares de los vecinos de Nagore, y con Comun, y por el Oeste tambien en toda su extensión con unas huertas de hortaliza y otras propiedades de particulares de dichos vecinos y ademas con comun. Al frente del edificio molinar y al otro lado del referido Camino de Muniain, Oroz y Aezcoa, existe una huertita perteneciente al mismo molino y es precisamente el sitio que este ocupaba antes y de donde se trasladado al puesto en que hoy se encuentra […].”

Seguimos nuevamente a García para ver la descripción del molino en 1998, antes de su desaparición: “El molino está compuesto por un edificio de un solo piso sin desván, por lo tanto sin posibilidades de habitabilidad, de planta rectangular de unos

54 m2 de superficie. Se encuentra orientado de E.-O. con la puerta de entrada hacia el S. Los muros tienen 45 cms. de anchura, son de piedra de mampostería. La techumbre es a dos aguas cubierta a base de tejas. Solamente tiene un vano, un pequeño ventanuco abierto en uno de los lados largos a escasos metros de la entrada, encima de la boca de desagüe […]”

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Topónimos relativos al molino de Otsa.
(Tomado de la toponimia del valle, varios, 1996).

Otsa. El molino de Otsa estaba en el río Irati, y actualmente está bajo las aguas del embalse. Seguimos a García:

En el área sureste de su término, junto a la muga con el término del despoblado de Ezcay, estuvo situado el molino de cuyo edificio solo resta parte de uno de los muros. Se encuentra en la orilla misma del río Irati, aguas abajo del “puente colgante”, justo al inicio de las gargantas de la reserva natural de “Gaztelu”. Se conservan topónimos como: “El Molino”, “Errotagibela”, “Errotaondoa” y “Camino del Molino”, este último tiene su inicio en la parte alta del pueblo. En el Nomenclátor figuraba un molino harinero como edificio temporalmente habitado.”

En la toponimia actual se han recopilado topónimos relacionados con el molino, algunos castellanizados, “El molino”, “camino del molino”, y en euskara Errotagibela o Errotaondoa, que nos recuerda su importancia.

Arrieta. El llamado molino de Arrieta está en término de Saragueta. Recilcado en  piscifactoría, actualmente está cerrada. Seguimos la crónica de García:

“Saragüeta-Arrieta: junto a la llamada “Venta de Arrieta”, dentro del término de Saragüeta, en la orilla derecha del río Urrobi, se encuentra el edificio principal de la piscifactoría, lugar que anteriormente ocupó la central y antes el molino. En las cercanías existe un paraje denominado “Errotazelaia’. Este molino parece ser que dejó su antigua labor convirtiéndose en central eléctrica hasta la década de los 60, momento en el cual fue adquirido por particulares que lo convirtieron en criadero de truchas. Conserva las piedras o muelas junto al edificio. En el Nomenclátor se cita un molino, como un edificio constantemente habitado, de un piso.”

En 1968 se da la noticia del cierre del molino que producía electricidad. Extractamos la noticia, (se puede ver la noticia entera en la apartado de la hemeroteca del Valle):

—¿Es verdad don Félix que desaparece el molino de Arrieta? Sí, al haber cada vez menos población, este molino no se podía sostener. D. Amadeo Marco, nos ha áyudado muchísimo siempre, le debemos mucho en este Valle y nos dio dos millones para la instalación de luz eléctrica. Todos los gastos de la instalación en Arrieta y Villanueva nos los pagó él. Hoy tenemos en estos dos pueblos una iluminación estupenda y unos focos que se apagan y encienden automáticamente, que no envidian a la de cualquier avenida bien iluminada de Pamplona.

—¿De agua están bien surtidos? En ese sentido estamos muy bien. En luz, agua y pavimentación de calles, en Arrieta y Villanueva no nos podernos quejar: estamos muy bien.

Uritz. Seguimos la descripción de García:

las innumerables regatas y la cercanía del río Urrobi hacen que este sea el lugar idóneo para la ubicación de una fábrica de este tipo. Hoy en día en la margen derecha del curso pueden observarse las cimentaciones de los muros de lo que fue el edificio principal. Estaba situado justo al pie de la senda que daba acceso a Urdíroz. Al paraje en el que se sitúa se le denomina “El Molino”, “Errotaldea” y “Errotaondoa”. Gracias a un documento (acta notarial de compra-venta fechada el 1 de mayo de 1902, ante don Vicente Sancho Zapater), cedido por la familia Huarte Ilarraz de Nagore, actual propietaria, podemos conocer las dimensiones y parte del instrumental que formaba parte del molino: 

“Un molino harinero, con dos muelas  y los demás artefactos pertenecientes  a la fábrica, situado en jurisdiccion del lugar de Uriz, valle de Arce, a la parte Norte  y a distancia de unos setecientos veintitres metros del centro del mismo pueblo, el punto donde radica se llama térrnino de Errotaldea, o trasera o esquina de Guerecibar; está marcado con el número veintinueve, consta nada más que del piso solar o planta baja y teja vano y ocupa una superjcie con inclusión de las paredes, como es, de longitud once metros y de latitud siete metros y treinta y cuatro centímetros, junto á dicho molino pertenecientes hay un huertecillo pequeño, tendrá de cabida ese huerto como una área próximamente; junto al propio molino perteneciente también existe un rellano para carga y descarga de los ganados que concurren á dicho molino, cuya extensión es como de dos áreas; la acequia de la parte del Norte que es por donde entra el agua al molino, tiene de longitud, ciento setenta metros, y  de latitud cuatro metros, y la acequia de desagüe, es de ochenta y cuatro metros de longitud y cuatro de latitud; afronta toáa la finca por el Norte con el río, por Sur con camino para el molino y huerta de Eusebio Yraceburu, antes de Bernardo Erueta, por el Este con huerta de dicho Yraceburu y pieza de Bautista Otegui, antes de Martín Ynda, y por Oeste con camino del referido molino al lugar de Urdiroz y con terreno comun (….): además (….) van comprendidas en ella también los muebles o herramientas siguientes: ocho undécimas partes indivisas en cuatro picos; un mazo de  hierro; una barra; una llave inglesa; una cabria con clavija de hierro para levantar las piedras. […]”

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Construcción del embalse de Usotz.
Detalle de la ortofoto de 1929. (Tomado de: Sitna)

Usotz. En 1932 se terminó el embalse de Usotz y dentro de él quedó inundado el molino del pueblo. En 2003 el embalse de Usotz quedó definitivamente destruido bajo el nuevo embalse de Itoitz. Seguimos a García:

el pueblo se encuentra situado sobre un pequeño altozano, en las cercanías del embalse del mismo nombre. Actualmente en los alrededores se conserva el topónimo “El Molino”. Durante una visita al lugar localizamos los escasos restos de la fábrica a orillas del pantano junto a un camino que bordea el embalse. Se observa con claridad la zona de entrada y salida del agua, pudiéndose advertir restos de cimentación en su fondo. Su destrucción se produjo probablemente en el momento de la construcción del pantano que finalizó en 1933 y de la carretera por la cual se accede a Oroz-Betelu y Aezkoa. Según el Nomenclátor había un molino harinero.”

Conclusiones. Nos quedamos quizás con las conclusiones de García Jaurrieta:

La instalación de molinos hidráulicos en las orillas de los ríos durante siglos se convirtió en una empresa habitual, además de primordial para la subsistencia y el desarrollo local. Suponía un gran coste y la posesión de importantes conocimientos, ya que la preparación del canal, y la fabricación y colocación de las piedras requerían importantes inversiones y precisión. A pesar de todo el crecimiento económico y sobre todo la necesidad del autoabastecimiento, hicieron que su construcción fuese cotidiana.

Hoy en día, son víctimas de la utilización del agua como fuente de energía (centrales hidroeléctricas), de la aparición de grandes empresas panificadoras frente a las cuales las pequeñas explotaciones domésticas tradicionales no pueden competir, víctimas de las grandes obras públicas, como el “Pantano de Itoiz”, y en el caso concreto que nos ocupa víctima de la reducción del espacio cultivado y de la despoblación que desde hace décadas afecta al valle, que hacen que este tipo de fábricas sean abandonadas y desaparezcan en el olvido arruinándose o que sus edificios sean recuperados para otras actividades.

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