Valle de Arce

Valle de Arce-Artzibar

HISTORIA DEL VALLE

Historia

HISTORIA DEL VALLE
HISTORIA DEL VALLE

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HISTORIA. (Texto e imágenes iniciales Jose Etxegoien)

La historia es otro apartado olvidado del valle. Uno más. La falta de investigación local se acrecienta con la falta de citas en estudios zonales o de Navarra. Artzibar casi ni existe, siendo el valle denominado muchas veces como zona de Orreaga-Roncesvalles, Prepirineo, Pirineo occidental… el englobamiento del valle para describir datos generales, deja en el anonimato no sólo la vida de los pueblos sino incluso la del valle.

Artzibar tiene desde la prehistoria presencia humana. El megalitismo y los recientes hallazgos de época romana indican un asentamiento continuo hasta la Edad Media. En ésa época parece producirse hay diversos movimientos internos de población, desapareciendo y apareciendo varios pueblos y casríos, bien por la escasa demografía, bien por la mejora de condiciones de habitabilidad. Para el siglo XIII conocemos ya el nombre del valle y de los pueblos. Hay movimiento, hay economía, más ganadera al norte, y más agrícola al sur. Incluida la vid que a algunos puerde parecer extraño.

Las guerras civiles del siglo XV en Navarra hicieron cambiar  al valle de bando más de alguna vez, en función de las tendecias de sus nobles que participaban en la guerra. Tampoco destacó en ningún bando cuando Castilla se decidió a conquistar Navarra. La poca población, la represión y el que las tropas castellanas tomaran varias veces como campo base del control de la zona al cercano Auritz-Burguete, no permitieron muchos movimientos a favor de los reyes legítimos.

Tras la conquista, hasta 1793 la tranquilidad bélica fue bastante general, dentro de la pobreza en que se vivía en la época, siempre con algún lapsus como la guerra de Sucesión a comienzos del siglo XVIII,

El periodo de 1793-1876 es una época de guerras, donde la tropa amiga o enemiga hacía estragos de todo tipo en estos valles: fusilamientos, alistamientos obligatorios, trabajos forzosos, violaciones, quemas de casas y pueblos, embargos de bienes, dinero, comida, ganado…

En víspera del alzamiento fascista y posterior guerra civil del 36 se vivía de forma similar al siglo XIX, con un mundo rural muy atrasado y escasas modernidades. La guerra y posterior dictadura convirtieron la vida en una película de miedo en blanco y negro, donde el estraperlo y el contrabando, por la proximidad de la frontera, permitieron a algunos mejorar la escasa economía doméstica, a costa de más de un susto. En demografía, desde el máximo histórico del valle hacia 1786 con 1.893 habitantes, el descenso de población fue suave pero continuo. En 1900 aun tenía 1.380 vecinos, pero el salto más salvaje, la desbandada general, la emigración a la ciudad ocurrió entre 1950-70, pasando de 1.050 habitantes a 320, quedando menos de un tercio de la población.

La emigración sobre todo por la industrialización de Iruñea-Pamplona y la cuenca hizo que Artzibar, y la cercana cuenca Agoitz-Irunberri: Urraules, Romanzado, Longida, Lizoain… se vaciara, aumentado exponencialmente el número de despoblados.

Y llegamos al año 2012 con 272 empadronados en el valle, en 19 pueblos, aunque uno de ellos esté bajo las aguas, en otro no haya nadie empadronado, en uno no hay casas en pie y en otro no haya viviendas.

¿Y el futuro? Según lo que hagamos en el presente.

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PREHISTORIA-ÉPOCA ROMANA. DE ARQUEOLOGÍA MUY RECIENTE.

Sobre la prehistoria de Artzibar hasta la época romana no había casi datos, pero de unos años a esta parte las investigaciones de campo realizadas, sobre todo por el investigador “oficial” de la zona, el aurizberritarra Juan Mari Martínez Txoperena, ha dado importantes frutos. Los datos que a continuación se aportan incluyen el término de Orotz Betelu. (No olvidar que de los pocos monumentos megalíticos clasificados existentes, los de Zanaz y poco más, hoy día tiene clasificados veintiún dólmenes, un túmulo, una cista, dos crónlechs y tres menhires. A ello hay que añadir tres poblados protohistóricos. El poblado de Gorraitz que ya estaba citado por Armendáriz, con el topónimo “El Castillo” en el monte Biskaxun, y los poblados de la Peña y Asnotz, en el cimas del entorno del vallecito que se abre en Zandueta-Artzi-Uritz-Nagore.

El descubrimiento en 2011 en Asibar, término de Aurizberri-Espinal pegado al de Lusarreta, de tres miliarios, tres piedras de kilómetros de calzada romana, de principios del siglo IV, demostraba la débil tesis que hablaba de la posible existencia de una calzada romana siguiendo el curso del río Urrobi. Gracias a las investigaciones de Txoperena, en 1985-89 se encontraron bastantes restos romanos en la llanada de Auritz-Burguete. En 2012-13 las nuevas excavaciones han dejado clara la existencia de un importante enclave de época romana, que bien pudiera tratarse, falta demostrarlo, del conocido enclave romano-vascón citado en las fuentes antiguas como Iturissa. (¿ o será el Summus Pyrenaeus?). Esta calzada romana que en teoría vendría desde Zaragoza por Agoitz, y yendo junto al río Urrobi llegaría hasta las campas de Auritz-Burguete, tiene su continuación desde Ibañeta con un nuevo trazado de calzada romana, confirmado, que desciende por el valle de Luzaide-Valcarlos. A todo esto hay que añadir el descubrimiento este mismo año de 2012 de un poblamiento romano cerca del palacio de Artzi, que por las distancias de la calzada, a unos 15 km de Iturissa, bien pudiera ser la estación intermedia que solían edificar los romanos para control de calzadas, a modo de ventas para el descanso, cambio de monturas, etc, y que solían ubicarse entre dos pueblos importantes.   Todos estos recientes descubrimientos dan una visión novedosa del valle en sus inicios.

Volviendo atrás bastantes siglos, en la prehistoria ya existía un grupo humano que aprovechaba los recursos de la zona. Con el tiempo terminaron asentándose varios grupos humanos en pequeños poblados fortificados, que son los que encontraron los romanos cuando conquistaron a los vascones hacia el siglo I a.E. La creación de un importante asentamiento romano en la zona en Donezaharre- s. Juan el Viejo en la Baja Navarra, y el de Auritz-Aurizberri entre los siglos I-V, sirvió para el control de la zona, que tendría dos funciones importantes.

Por una parte la centralización de toda la producción minera, mucho más importante de lo que se creía hace no muchos años, y que ha sido conocido a lo largo de los siglos en Baigorri y Aezkoa, y que imaginamos que los romanos también explotaron las minas de Erroibar-Artzibar.

Por otro lado servía de defensa y control del paso del Pirineo a la península, con el cruce de dos calzadas de primera categoría, la que iba a Pompaelo, Iruñea-Pamplona, por los altos de Mezkiritz y Erro, y por otro la recién descubierta calzada a Zaragoza, Caesaraugusta. Para ello crearon una estación intermedia, una venta en el entorno del señorío de Artzi, donde seguramente obligaron a bajar a vivir a los habitantes de los poblados de la Peña y Asnotz, creando un poblado, que a medida que se sigan las excavaciones arqueológicas, puede dar más de una sorpresa.

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EDAD MEDIA.

El descubrimiento de la calzada romana desde Agoitz-Artzibar a Ibañeta, y de éste a Luzaide-Valcarlos va a hacer cambiar todas las hipótesis sobre la ubicación de la batalla de Orreaga-Roncesvalles del año 778. (trabajo de campo de J.M. Martínez Txoperena y otros investigadores de Aranzadi). El año 778 es un punto de inflexión en la historia navarra y vasca en general. Se habla de la necesidad de una buena organización para atacar al mejor ejército del mundo en esa época, el de Carlomagno, con lo cual se cree que los vascones estaban bastante más organizados de lo que se cree.

La batalla contra los francos del 635 en la Alta Zuberoa, a unos 33 kilómetros al este de Ibañeta, ya implicaba toda una organización, dando a entender que en la sociedad vascona ya había alguna estructura social y administrativa que pocos años después se convertió en el naciente reino de Pamplona.

En la misma época se produce el resurgimiento de la vida monástica, en parte gracias al impulso de Leire, y el comienzo en consecuencia, de la proliferación de documentos, a partir de los cuales, aparecen el nombre de las primeras personas, pueblos y valles.

Artzibar es un valle de estructura compleja, y quizás, en estos oscuros siglos medievales, su nacimiento se realizó en varias fases y por difentes motivos. El inicial sería un grupo humano bien definido y compacto que crearía su propia estructura, a la que luego quizás se unieron territorios o dominios de señores feudales o eclesiásticos, creando un valle de difícil definición geográfica. Así lejos del valle quedaron dos pueblos, Galdurotz y Amokain, que bien podían ser una concesión a un importante noble de Artzibar, y que por ello quedó adscrito al valle hasta mediados del siglo XIX. Parece que Artzibar en los siglos iniciales de la Alta Edad Media, s. VIII-XII, se convierte en un laboratorio donde se prueban diversos lugares para habitarlos. Primero la presión de los árabes, luego las epidemias y hambrunas, e incluso la calidad del suelo y la naturaleza, influyeron para que entre los siglos XI-XIV aparecieran y desaparecieran diversos enclaves habitados. Algunos lugares, casi caseríos dispersos, se despueblan: Irizar, Sarasu, Orai, Ekieta… y en general no vuelven a recuperar población, quedando como zona de bordas o de explotación agrícola y ganadera de los pueblos del entorno. Apareciendo en la documentación otros nuevos: Arizkuren, dos Hiriberri…

Otro posible factor de movimiento poblacional es la posesión de algunos enclaves. La colegiata de Orreaga-Roncesvalles y algunos nobles son dueños de varios pueblos, y al perder a los colonos a veces les cuesta atraer nuevos arrendados, arrendando en algunos periodos a vecinos de pueblos cercanos sólo para su uso, no para habitarlos, quedando vacíos largo tiempo, tanto en la Edad Media como en los siglos posteriores.

Con la proliferación de documentos desde el siglo IX, van apareciendo nombres de habitantes, pueblos y valles, y a la vez los primeros controles administrativos para cobro de impuestos, etc. La medida se basaba en el fuego, que era similar, aunque no igual, al número de casas. En general había algo más de fuegos que de casas, pero con una diferencia pequeña. Se pagaba por fuego al rey, a los nobles o a los religiosos: Orreaga, Leire… Se calcula para estos siglos una media de 4’5-5 personas por fuego, aunque en el Pirineo quizás fuera algo mayor. Artzibar según los recuentos irá en un lento y progresivo aumento, con periodos duros por las epidemias. El valle se moverá entre los 127 fuegos del año 1366 a los 210 en 1819.

En los siglos XII y XIII encontramos varios representantes del rey de Pamplona controlando el valle de Artzibar, y que tendrían varias funciones, control de impuestos, justicia… unas veces su territorio será sólo el valle, y en otras también tendrá jurisdicción en los valles vecinos. Así en 1035 tenemos a Lope Garces en Artzibar, En 1079 Eximio Arceiz es señor de Artzibar, Aezkoa y Zaraitzu. En 1144 Lope Garceiz lo es de nuevo sólo de Artzibar y en 1171 Lop Arcez es señor de Artzibar y Aezkoa, o Lope Garces en Artzibar en 1182.

Mezquinos y collazos. En el siglo XII aparecen varias donaciones a Orreaga-Roncesvalles de “collazos” y “mezquinos” de Artzibar. Son labradores adscritos a la tierra, a modo de siervos, y si la tierra se dona o vende se vendían con las personas que lo trabajaban. Sus hijos mantenían la condición de los padres. Esto viene a cuento de las donaciones a la colegiata de Orreaga-Roncesvalles, a la que los nobles solían dejar en el testamento una parte de sus bienes, entre ellos a veces los siervos.

– Así en 1196 Ochoa de Eslava y su mujer Elvira de Arrieta, (parece ser que era de Arrieta), donan numerosas propiedades a la colegiata, entre ellos dos collazos en el vecino Erdotzain, tres en Gorritz, o todas sus propiedades en Arrieta y Erroibar, sobre todo en Biskarreta.

– En 1198 Lope y su mujer Elvira Jiménez donan su señorío de Asnotz.

–  En 1199 Sancha Martínez da a Orreaga la mitad de lo que tiene en Esnotz y Artze, y la otra mitad lo da en herencia a su hija.

– En 1201 Lope Ximénez y su mujer Oria donan a Orreaga tres collazos de Hiriberri Artzibar.

– En 1204 Gil Ezperun vendió al prior de Orreaga-Roncesvalles un collazo en Arrieta.

–  En 1206 Sancha de Aós dona cuatro collazos de Urrobi, con la obligación de que cada collazo pague una renta a Orreaga y lleve cada uno tres trabajadores para las obras que se estaban haciendo en la colegiata.

“Artozkibar”. En el siglo XIII, con los primeros listados de pagos de impuestos se observa una estructura especial, el valle de Artozki, del cual no sabemos más que su extensión, varios pueblos de Artzibar de su entorno incluido Orotz Betelu. El “Val de Artozqui” lo componían según un texto, “Artozqui, Arizcuren, Huli, Yriverri, Chipua, Sarrassu, Horay, Azpparren, Orotz, Oçotz, Munyain, y Hurdaci”. No sabemos si era un valle independiente o una división administrativa, similar a la vereda del siglo XIX, que servía para recaudar impuestos. Un caso similar ocurre en el vecino valle de Urraul Goiti, donde la parte norte se denominaba en la misma época valle de Aietxu, y que luego se integró en el valle, pero en los primeros momentos pudiera también haber sido independiente.

Algunas sagas familiares del valle se convirtieron en las más importantes del reino, destacando el señor de Artze y el de Uritz. Durante los siglos XIV y XV las alianzas con otras familias nobles fueron diluyendo estas familias en otras mayores. Así los Uritz con los Artieda o los Artzi con Urtubia. La guerra civil navarra, siglos XIV-XV, entre agramonteses y beamonteses, paetidarios del rey o del Príncipe de Viana, tuvo a los pueblos y valles en los dos bandos, en función de la estrategia de los nobles que se sumaban a uno u otro bando. Artzibar con los Uriz-Artieda al frente, estuvo en el lado perdedor del príncipe de Viana. Así el Príncipe de Viana dio en perpetuidad las pechas, (impuestos), de Artzibar a su seguidor Juan Martínez de Uriz, señor de Artieda en 1453. Para finales del siglo XV los bandos estaban agotados, y los nuevos reyes de Navarra, Juan de Albret y Catalina de Foix, (1483-1517), pudieron al fin pacificar más o menos el reino y volver a una mínima recuperación económica y social. El problema ya no era interno sino externo. Fernando el Católico, rey de Aragón unido por Isabel a Castilla, seguía intrigando en la corte navarra, pensando quizás a corto o medio plazo una nueva incorporación a sus reinos. Castilla y Francia, convecinos de Navarra seguían extendiendo sus fronteras y Navarra era un reino visagra que interesaba a los dos.

La historia dice que finalmente fue Castilla la que conquistó Navarra, 1512-1529, pero sólo la alta Navarra, quedándose los reyes legítimos con la Baja Navarra, incorporada a los reinos de Francia hacia 1620. Citar a modo anecdótico que estos reyes de Navarra, Juan y Catalina, pasaron varias veces por el valle de Artzibar, en su continuo trasiego por el reino. Esto es algo casi excepcional entre los reyes de Navarra. Así tenemos un viaje de Orreaga a Urroz en enero de 1503, otro paso en septiembre de 1504 o en mayo de 1505.

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SIGLO XVI-XX.

La vida diaria en el Pirineo era similar en todos los pueblos. La pobreza y escasez de medios eran la tónica. Parece incluso que la caza era un complemento importante de la dieta casera. Pero tenía sus peros. Se premiaba la caza del oso, lobo o zorro, pero la del ciervo estuvo prohibida durante años, dado que se reservaba esta caza a los nobles y reyes. En 1556 todavía estaba prohibida la caza de venados, y las multas a los pueblos eran frecuentes, Ese año la lista de “cazados” por cazar venados era larga. Orotz Betelu, Garaioa y Garralda hicieron una batida conjunta, imaginamos que en el robledal de Betelu, y les pillaron habiendo cazado 18 venados. En el mismo año también cogieron con venados a gente de Artzibar, y en 1599 vuelven los artzibarres a pagar una multa por cazarlos. La más frecuente, y que daría buen alimento durante un tiempo era la caza del jabalí y de la liebre. Durante siglos las armas de fuego eran escasas y casi inútiles para la caza, dado que eran muy imprecisas, así que el uso de cepos, batidas, perros, o en el caso de la paloma, de redes, eran frecuentes.   Pechas y censos, (ver Noain Iura Vasconiae nº 3). En 1568 los vecinos del valle de Arce acordaron con el palaciano de Artieda redimir la pecha que le pagaban. El importe total de la redención fue establecido en cien veces su valor monetario, elevándose a 4.580 ducados de oro, cantidad que fue repartida entre los vecinos. Este enorme gasto, junto con las malas cosechas que siguieron al año 1570, sumieron al valle en una profunda pobreza30 30 MONTEANO, Peio J., Los navarros ante el hambre, la peste, la guerra y la fiscalidad, siglos XV y XVI, Pamplona, 1999, pp.347-348.

Nueva frontera bélica. Tras la incorporación a Castilla, la zona norte se convirtió en nueva frontera, y los habitantes de los valles en los defensores de ella. Artzibar tuvo problemas con sus intentos, igual que los valles vecinos, de tener su tropa bajo el mando del alcalde del valle, al estilo antiguo. Sus vicisitudes miltares son diversas. Veamos algunos ejemplos.  

1569. Petición de hidalguía. Erronkari-Roncal, (1412), Agoitz-Aoiz (1424),  Baztan (1440), Aezkoa (1462) y Zaraitzu-Salazar (1469), son pueblos y valles que habían conseguido hacía más de un siglo la hidalguía colectiva para sus vecinos y ahora es el valle de Arce-Artzibar el que la pedirá, lo cual ademá de los privilegios que otorgba, ayudaría a mejorar su organización militar y a salir menos veces a la guerra. Pero su petición fue rechazada.

1684. En 1684 una nueva guerra franco-española tuvo como escenario el entorno de Ibañeta. Una pequeña invasión de tropas hizo que fueran llamados a las armas a los valles del entorno. Esteribar y Erroibar se quejan de que llevaron sus tropas a toda prisa, sin poder coger alimentos, y no querían darles avituallamiento. Erroibar llevó 147 soldados y dice que por órden del virrey sólo les iban a dar mantenimiento a 100 de sus vecinos y a 100 de Artzibar. Se calculaba en 15.000 las tropas enemigas y por parte de los valles se prepararon 800. Al ver que las tropas vuelven hacia Donibane Garazi-S.J. Pie del Puerto, se ordena se retiren 600. El gobernador del Puerto, Pedro de León, posteriormente denunció que los valles de Erroibar, Esteribar, Aezkoa, Artzibar y Auritz-Burguete habían desobedecido sus órdenes y que se habían aliado con el enemigo. Tras una investigación se decidió deponer al gobernador por difamar a los valles, y castigarle con tres años de destierro. Los valles de Artzibar y Erroibar mandarán un memorial a las Cortes de Navarra de ese año denunciando el contrafuero porque se han excedido sus trabajos militares, que son tres días como manda el fuero, y han tenido que ir dos vececon más de 100 soldados cadauno, e incluso todavía están 40 soldados por cada valle, todo pagado acosta d elos valles. El Virrey, representante del rey en las Cortes, aceptará indemnizar a los valles y no se repetirá el contrafuero.

1702-14. En la guerra de la Sucesión, (1702-14), tuvo a Navarra apoyando a los borbones, al fin y al cabo el vencedor, (hasta hoy día), con lo que no perdió los fueros como le ocurrió a Cataluña o Aragón, que apoyaron al bando perdedor. Tras la batalla de Zaragoza, (20-VIII-1710), el virrey ordenó el reclutamiento de tropas de casi toda la merindad de Zangoza-Sangüesa, para que llevaran sus tropas a la capital de la merindad. Así Artzibar tenía que llamar a sus vecinos y con el alcalde al frente presentarse en Zangoza. Pero los valles buscaron todo tipo de excusas para no aparecer, no tenían claro que fuera su guerra, y así Aezkoa invocó a sus fueros, o Erronkari-Zaraitzu respondió que ya defendían sus mugas desde casa. Artzibar tampoco mandó tropa. Al final el virrey con las tropas que pudo conseguir, evitó la invasión de Navarra.

1793-95. En la guerra de la Convención, en 1795, Artzibar volvió a intentar tener su propia tropa y defender su valle, pero las cortes navarras por tres veces ordenaron que se incorporaran al ejército en Zangoza-Sangüesa y finalmente tuvieron que ceder e ir. Años antes, al inicio de la guerra se ordenó al valle ir a defender la fábrcia de armas de Eugi, donde el valle llevó a 232 hombres, junto con vecinos armados de los valles de Esteribar, Erroibar, Arriasgoiti y Lizoain, y del pueblo independiente de Larrasoaña. En total 978 soldados para defender la fábrica, que fue conquistada un año después.

1823. Este ejemplo es diferente, y habla sobre el uso de los vecinos de estos valles como apoyo a las tropas con trabajos obligatorios. Se les ordenaba hacer fortificaciones, trabajar de transportistas… o como en enero de 1823, de quitanieves. Ese mes el general Torrijos decidió atacar la base de los insurgentes, con su cuartel en Irati, junto a la actual ermita de N.S. de las Nieves. Para ello salió de Iruñea el 1 de febrero, con una gran nevada, pero antes había ordenado a los valles de Esteribar, Erroibar, Artzibar y Aezkoa, de abrir camino y quitar la nieve para que la tropa pasara con su artillería. Los trabajos, cuentan, fueron penosos, desde Auritz-Burguete, pasando por Nabala, Fábrica de Munición hasta la zona de Orion, y además de quitar la nieve, tuvieron que cortar árboles caídos que impedían el paso. Según algunos historiadores, Torrijos ordenó tirar un ojo del puente de Artzoki. Sería la primera de las tres veces que se ordenó tirar parte de este puente, que parece lo consideraban estratégico para la zona. Seguimos parte del relato del propio Torrijos: ”Con anticipación dispuse se abriera un camino para la artillería, á los valles de Esteribar, Arce, Herro, Aescoa y Orbaiceta, por la dirección y parajes que les indiqué. En aquel dia pude llegar hasta Zubiri, conociendo bien á mi pesar los obstáculos que habria de tener que vencer ,pues el camino era fatalísimo, y con el agua y nieve que alternó todo el dia, se hacia mas y mas impracticable. Sin embargo, al siguiente dia 2 continué mi marcha, y venciendo cada instante mayores obstáculos, pude llegar á Burguete, y la artillería quedó en el Espinar con dos batallones, por haberla allí cogido la noche. Al dia siguiente 3 salimos de Burguete al unírsenos la artillería, con dirección á la fábrica de Orbaiceta, hasta donde pudimos llegar y la artillería, al favor de cerca de 300 paisanos del país que convoqué ,y marchaban á vanguardia haciendo un camino para la artillería, por donde jamás lo hubo ni aun para ganado, pues siendo las rastras demasiado largas no podian dar las vueltas del camino viejo, y estaba también destruido por las aguas.   El año 1787 el abad de Arrieta firma un informe para mandarlo a Madrid, donde están recopilando datos  para el diccionario de la historia, publicado en 1802, y que transcribimos en otros apartados. En el informe indica que Artzibar se dividía en dos veredas, la de Orotz Betelu, que es la del río Irati, y la de Nagore que es la del río Urrobi. No sabemos que funciones administrativas tenían estas veredas. Esta subdivisión de un valle era normal en la zona. En Aezkoa eran tres las veredas y en Zaraitzu-Salazar también eran tres, denominados quiñones, y que hoy día mantienen parte de sus funciones. Por su parte la afirmación de que los vecinos eran soldados de puerto indicaba que cuando Diputación en época de guerra llamaba a apellido tenían que salir todos los hombres de 16 a 65 años con su arma a defender el valle o el puerto de Orreaga-Roncesvalles. Era un sistema tradicional que en la guerra de la Convención se vió que era inservible ante tropas profesionales y organizadas.

Para mantener la tropa local, el alcalde de cada valle, que era también capitán a guerra, solía llamar a los vecinos una vez al año para hacer alarde, desfile y revisión de las armas que tenía cada uno guardada en casa. En Artzibar se juntaban en Nagore, donde estaba el tambor y la bandera del regimiento del valle.

CRÓNICA DE LAS GUERRAS, 1793-1876.

“Todos los vecinos de este valle son soldados de puerto, con obligación de tener aprestados fusil y municiones de guerra, para la defensa de dicho puerto Pirineo, como lo acreditan las frequentes revistas que a temporadas hace executar el Alcalde.”

Abad de Arrieta, 1788

Volvemos atrás para conocer más de cerca las guerras sufirdas en el valle. La Revolución Francesa suele marcar el cambio de época en la historia con el inicio de la llamada historia contemporánea. En nuestra zona marca igualmente el inicio de una siniestra época de guerras, donde el Pirineo navarro fue uno de los principales escenarios. Basta con ver las fechas de las guerras: 1793-95, 1808-14, 1821-23, 1833-39, 1849, 1872-76. O lo que es lo mismo, En 83 años, cerca de 26 años de guerras. La guerra de la Convención, 1793-95, fue quizás la más dura que sufrió la zona. Muchos fueron los pueblos que fueron quemados, tanto en la alta como la Baja Navarra. Además de la guerra se unió una epidemia que dejó diezmada la población.Orrea ag perdió más de la mitad, (tenía 154 habitantes), Luzaide el 38%, Aezkoa el 29%, Erroibar el 123%… y Artzibar perdió el 12% de sus habitantes. Fue una guerra donde los vecinos sufrieron de todo: quema de casas y bordas, requisición de ganado y grano, saqueos, trabajos forzosos.. que luego, como en todo el siglo XIX, no fueron indemnizados, salvo excepciones. Como curiosidad leamos la lista de edificios quemados en esta guerra en Artzibar, siguiendo el texto original (Ibarra 2011):  

Razon de las casas vordas y pajares que ha quemado el frances en la valle de Arze durante la Guerra son como sigue

Lusarreta una borda de casa Garaicoa quemada del todo

Arrieta el molino marinero quemado del todo Imizcoz el Palacio de todo quemado con su Pajar Id…..la Casa de Iriarte quemada del todo y dos Pajares Id……La casa de Sanchotena la mitad quemada y dos Pajares Id……la cada de Asiateguy una partida, y dos Pajares del todo.

Artozquy… La casa del errero del todo quemada. Id……La casa de Zubiate del todo quemada. Id…..La casa de Janariz del todo quemada y el pajar Id…….la casa de Echeverricoa q. es prip.ia del Conzejo quemada del todo. Id……la casa Garciarena quemada del todo. Id…….el Palacio que es del Arcedianato Usum quemada del tdo. Id…….la casa de Inda quemada la mitad. Id. ……la casa de Lugea una porcion quemada Id. …..La casa de Joana Zurÿ la mitad de la casa principal quemada, y otra pequeña del todo el mismo. Id……un pajar de casa Garaichenecoa una porcion quemada Id……Al maiorazgo D.n. Juan de Izco dos casas pequeñas quemadas del todo.

Certifico que todas estas quemas han sido ejecutadas por los franceses. Mig. De Torrea Alcalde del valle de Arce.

Los sucesos eran numerosos y diarios. Hemos localizado este relato de la ayuda que tuvo el cura de Aurizberri-Espinal escapando de la tropa francesa con los utensilios de la iglesia. El suceso ocurrió en 1795, poco antes de finalizar la guerra. Lo cuenta un vecino. El bosque citado, “Berraun”, parece ser Berragu, y al indicar que se va de Lusarreta para ir a casa Echeverricoa pone de nuevo Lusarreta, y sólo hay casa Etxeberrikoa en el cercano Saragueta, con lo que imaginamos que se refiere a ese pueblo, (Ibarra, 2011):

Que al entrada de los franceses en dicho pueblo se verificó el día 28 del referido mes de Abril, el Sr. Vicario, Dn. Jose Antonio de Urrutia, de tal novedad, se retiró con los vasos sagrados a un bosque llamado Berraun, y que en su retirada, siguiéndoles los franceses le hicieron una descarga cerrada de tiros de fusil, rompiendo una bala la rama a la que se agarró el vicario para subir una enzina caendo al barranco maltratado por al debilidad (…) le maltrataron le tiró uno de ellos un bayonetazo y otro le maltrató a culatazos considerándose que sin género de duda le quitarían la vida en aquel mismo sitio le fue preciso hacer repetidos actos de contrición. Pasó al lugar de Lusarreta a donde llegó rendido y apiadándose de el amo de la casa de Garaiconea lo llevó en su compañía –y cuando se prometía seguridad y estando acostado, la casa se vio rodeada de diferentes soldados franceses, quienes registrándola le robaron los vasos sagrados y a más toda la ropa, llevándose también el calzón con 18 escuditos de oro que tenía guardados entre ojal y ojal: y haciéndoles insinuado el amo de dicha casa se compadeciesen del vicario y le dejasen el calzón y la ropa, le contestaron callase que si no pagaría con la vida. Al día siguiente el vicario, pasó al lugar de Lusarreta (¿Saragueta?) […] y estando en casa Echeverricoa y estando en conversación, hablando y divirtiéndose, inopinadamente entró una partida de franceses y en demostración de apuntar dijeron: ¿quién es el que ahora poco hablaba mal de nosotros?, y contestando que ninguno, al testigo le quitaron todo lo que tenía y a las mujeres los pañuelos y pendientes, diciéndoles que si ellas no los querían entregar que se los llevarían con las orejas quitándolas a navaja, para cuyo efecto las sacaron a mano. El vicario pasó luego a Nagore y más tarde a Ardanaz donde se halla en cama, sumamente afligido.”

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Batalla en una foz cerca de Agoitz-Aoiz. Hacia 1811.

Con la guerra Napoleónica, (1808-14) la situación fue diferente. Pese al trabajo de los guerrilleros y sus escaramuzas, no hubo en la zona batallas. La guerra fue una represión continua, especialmente porque los franceses tenían la obligación de vivir de las rentas de las tierras conquistadas. La guerra era cara y los impuestos, trabajos forzosos o las requisiciones de ganado eran continuas, llegando a presionar tanto a los pueblos que estaban casi en la misería, endeudando a los pobres ayuntamientos, y teniendo que vender comunales e incluso las rentas de la iglesia, la cual por cierto en gran parte la recuperó con el tiempo. Las guerrillas también iban atacando y escapando de valle en valle, y sus requisiciones, amenazas y reclutamientos forzosos eran bastante habituales. Veamos algunos ejemplos.

En febrero de 1810 Espoz deja su tropa dividida en dos, al mando del roncalés Gregorio Cruchaga y de Cholín, y se va a negociar ayuda a Lérida con el conde de Orgaz. Cruchaga mientras, reagrupa varias partidas en Nagore, la suya, la de Cholín y la de Galduroz, el cura de Luzaide, para atacar el cuartel francés de Auritz-Burguete. El ascenso por el camino junto al río Urrobi es penoso, pero para evitar sustos por el camino oficial, irán por los bosques y montes del entorno, “cruzando ásperas montañas cubiertas de nieve o yelos, de cuyas resutas la mayor parte de la tropa quedó helada de pies y manos”. En el ataque del 22 de febrero, de los 100 franceses acuartelados en Auritz-Burguete, 30 fueron muertos y 30 hechos prisioneros. Para el 6 de marzo la misma tropa había atacado y conquistado el cuartel de Irunberri-Lumbier, lugar donde fue herido de gravedad Cruchaga.

En 1811 las guerrillas ya no eran grupos sueltos, eran pequeños ejércitos. En primavera Mina con 4.000 hombres era perseguido por 20.000 franceses divididos en varias divisiones. Espoz decide atacar en el Carrascal a Reylle, y casi le vence cuando aparece la división de Caffarelly. Espoz se refugia en Zangoza-Sangüesa, y para despistarlos llega a acampar en Aztozki, mientras los franceses llegan a Agoitz-Aoiz. Al día siguiente va a Erro donde subdividirá la tropa para pasar más desaprecibidos. El se va a Baztan y Cruchaga el roncalés con su tropa atacan los cuarteles de Orreaga-Auritz, que no puede rendir, y  luego se va por Aribe a Otsagabia.

La guerra Realista, (1821-23), tuvo un centro importante en la selva de Irati, y el trasiego de tropas de uno y otro bando no permitía la tranquilidad en Artzibar.

Andrés Martín cura de Uztarroze y cronista oficial de los contrarrevolucionarios, los que ganaron la guerra, cita al valle de Arce comoque apoyó la causa con voluntarios. Primero comenta la emboscada de Nagore de 1822, la cual citaremos de nuevo posteriormente. Leemos sus comentarios:

“En la noche del 2 al 3 de Enero llegó la columna a la villa de Jaurrieta, y la contraria á la de Esparza, distante una legua ó poco mas de aquella villa. Aquí fue donde el comandante general D. Santos Ladrón, de acuerdo con los dos vocales de la junta, hizo patente á todos sus subalternos la triste y arriesgada situacion en que hallaban por entónces, sin otro arbitrio humano para salvar su gente, que el de hacer esfuerzos extraordinarios, caminando dia y noche, luchando constantemente, no solo contra los enemigos que venian á sus alcances, sino contra los elementos mas furiosos de aquel temporal infausto. Con semejante resolucion y denuedo partió de esta villa á media noche, y se dirigió con su gente por la gran sierra de la Abaurrea alta hácia Garayoa y Aribe, de donde tomó su rumbo por Orozbetelu al pueblo de Nagore valle de Arce, y aquí hizo alto para dar el descanso indispensable á su tropa.

Al dia inmediato 4 de Enero despues de haber cubierto de abanzadas suficientes las avenidas del enemigo por los puntos de Pamplona y Aoiz, permanecía en dicho pueblo, cuando de repente entre ocho y nueve de la mañana sorprendidas las centinelas, se vió sobre sí con una columna de caballería que ocupando las calles á carrera abierta, no dió lugar á la formacion de los realitas, sino á que cada uno corriese en dispersion por donde pudiera salvarse. En este apurado lance, si el comandante realista Mélida, y otros gefes distinguidos libraron su vida huyendo del furor de sus contrarios, mas debe atribuirse á un especial favor de la divina providencia, que á un acaso humano, por cuya suerte regular hubieran caído infaliblemente en poder de sus contrarios, como cayeron los dos héroes desgraciados, el teniente coronel D. José Manzanos y el teniente D. Marcos Oneca, quienes al momento fueron degollados del modo mas inhumano.y feroz por orden del sanguinario Tabuenca. […]

En esta sorpresa infausta el enemigo ocupando la brigada y las pocas municiones que habia en ella, logró un triunfo decisivo. por entonces, muy semejante al que habia conseguido en Larrainzar: fué completa la dispersion de los realistas, y tanto su gefe principal como Mélida y todos los demas desengañados de poder continuar en su empresa, la dejaron para otro tiempo, corriendo los unos con D. Santos al asilo de la Francia y ocultándose los otros por algun tiempo al abrigo de los leales del país, donde permanecieron inaccesibles a la suspicaz policia del gobierno revolucionario que los buscaba con ansia para su venganza. […]”.

En capítulo posterior Andrés Martín comenta el apoyo del valle y la de algunos curas de la zona a la causa realista, especialmente los curas de Erro y Arrieta:

“Esta coluna realista  de la leal Pamplona dividida en diferentes partidas, llegó el 13 á las inmediaciones de Roncesvalles, y allí encontró á uno de los gefes principales de este levantamiento D. Manuel Sarasa, que hacia tres días estaba esperando las armas de Francia con mas de 700 paisanos leales de los heroícos valles de Erro, Arce y Esteribar, que tantos egemplos han dado de amor y de fidelidad al Rey nuestro Señor en todos tiempos, y particularmente en esta guerra, en que siguiendo las huellas de sus dignos párrocos, como son los Abades de Erro, Arrieta, Burguete, Zubiri, Aincioa, etc. no solamente han sacrificado gustosamente sus bienes, sino que se han expuesto á ser todos víctimas mortales del odio y furor revolucionario. Debemos confesar en obsequio de la justicia, que los valles de Erro, de Arce y Esteribar han descollado en la heroicidad de declararse de los primeros, (aun antes de verificarse la expedicion), por enemigos decididos del sistema y gobierno constitucional en una crisis la mas incierta y peligrosa. […]

Mientras que D. Manuel Sarasa al frente de los jóvenes de los valles de Erro, Arce y Esteribar, recibia las partidas realistas que llegaban de Pamplona, (aunque con el desconsuelo del triste suceso por el embargo de las armas de Francia) hizo su entrada por el punto de Irati D. Juan Villanueva con unos doce oficiales y soldados, un comboy de 150 fusiles y cuatro cargas de municiones. […]

Esta coluna (la mayor parte compuesta de oficiales) despues de haberse armado y municionado en la casa fuerte de Irati , que era el depósito general de los efectos de guerra, partió en la mañana del 23 hacia las Abaurreas, punto destinado por el general para la reunion de los realistas, que debían formar la division de Navarra. Efectivamente acudieron á este sitio D. Juan Villanueva con mas de 150 hombres, D. Martin Crespo con una partida de leales pamploneses, D. José Uranga con los paisanos que le seguían, el abad de Erro y el de Arrieta al frente de una gran porcion de jóvenes de los valles de Erro y Esteribar, y otros varios que estaban decididos á defender la buena causa bajo las banderas realistas de Navarra.

Reunidos todos á excepcion de D. Juan Manuel Sarasa , que con 300 hombres se hallaba en los pueblos del valle de Erro para ponerse á retaguardia del enemigo; componía la coluna de las Abaurreas, en masa y sin arreglo de compañías como unas 500 plazas poco mas ó menos. Para entonces se habian retirado á sus casas los padres de familias de Salazar, que despues de auxiliar la peligrosa entrada y expedicion de Villanueva, y haberle seguido hasta salvar las armas y municiones, se retiraron á sus hogares desde los pueblos de Vidangoz y Navascués.

Noticioso el general Quesada, de que el enemigo en número de 750 infantes y unos 20 caballos habia salido de Pamplona con el empeño decidido de destruir en su origen la division realista, y que al efecto había llegado ya á Burguete y Garralda, se retiró en la misma tarde del 23 á la villa de Ochagavía, […]”.

En los periódicos de la época salían continuas noticias de los movimientos  y enfrentamientos de las tropas. Sobre Artzibar hemos recogido dos noticias:

30-VII-1822. Quesada se ha metido otra vez en Aoiz, donde estaba el 22. Hizo en aquel pueblo una requisición de mil camisas y mil pares de alpargatas, que tuvieron que aprontar para evitar las estorsiones con que amenazaba. Por la noche salió con su jente acia los montes de la parte del Roncal; pero segun noticias, tomó luego la izquierda y el 23 estaba en Espoz (valle de Arce) cuando nuestras tropas entraron en Aoiz.”

19-I-1823. Informe del General Torrijos. “Ayer seguí á Aibar, en donde me confirmaron la noticia de la deserción que sufrían los facciosos, y que el ex-general O-Donell pensaba refugiarse en Francia bajo el pretesto de que su salud no le permitía continuar en el mando: en efecto, hoy se me aseguró lo mismo, y que marchó por Nagore con solo una pequeña escolta, y que la facción tenía una baja de mas de mil hombres; de modo que en el dia no consta ya mas que 2200 ó 2400 hombres, que huyendo todo motivo de empeñar una acción, ni oponerse á los valientes de mi mando, sufren una fatiga penosísima que no pueden resistir muchos dias […]”

Un truculento suceso, con el fusilamiento de un dirigente, ya citado en Martín, fue relatado tras la guerra por el cura de Nagore. Seguimos el escrito del periódico el Restaurador del 30-I-1824:  

Nos suplican insertemos la siguiente relacion que el Abad de Nagore en Navarra remite á un hermano del desgraciado Don Ambrosio Fernandez de Manzanos, capitán retirado que era antes de la revolucion, y cruelmente sacrificado por las tropas de Tabuenca el dia 5 de enero de 1822. Puede servir de otro apunte ó memoria para la historia del Olvido.

“Nagore 24 de diciembre. Muy señor mio: satisfaciendo á los deseos de V., diré aunque con horror lo que sé sobre la muerte de su querido hermano (que de Dios goce). El 4 de enero de 1822 entró en este pueblo D. Santos Ladron, comandante del batallon de Realistas de Navarra con quien venia de 2º su hémano D. Ambrosio. Era una tarde cruelísima en frio, nieve y agua: todos ellos llegaron muy mojados y casi descalzos, que era una compasion verlos; pero fueron bien alojados y se les cuidó lo mejor que fué posible. En la propia tarde entró el coronel Tabuenca en Aoiz, distante dos leguas, y por el mal tiempo no se abrevió á subir á este pueblo. Los nuestros pusieron una abanzada á la mitad del camino; pero ésta tuvo algun descuido, y á la mañana siguiente se presentó Tabuenca con la infantería y caballería á tiempo que su hermano formaba las compañías para batirle. Por mas que hizo para resistirse animando á sus soldados no le fué posible sostenerse, ni pudo evitar que la caballería de Tabuenca le cogiera prisionero al salir de la poblacion. En este estado pidió á los soldados que le perdonaran la vida, y ellos gritaron á Tabuenca este prisionero pide que no se le quíte la vida, ¿qué haremos con él? Y les respondio: matarlo; y luego los soldados como lobos carniceros, y como los Judíos que despojaron á Cristo, le desnudaron las vestiduras y le dejaron en cueros. El entonces comenzó á clamar ¡cura, cura, confesion, confesion! y aunque le ofrecieron no quitarle la vida si decia: viva la Constitucion, no quisó decirlo, y sí viva Dios, nuestra Santa Religion y nuestro Monarca. Viendo su firmeza, vívo le cortaron las orejas, y á sablazos en el cuello, en la cara y la cabeza acabaron con su vida con tal inhumanidad, que hubo soldados de Tabuenca que lloraron al verlo. Dejaron el cadáver en cueros en el camino pasagero que daba horror ver un espectáculo tan lastimoso, y ái mas pusieron pena de la vida á quien le quitase de allí. Esto fue á las nueve de la mañana, y al anochecer los regidores y yo levantamos el cadáver, lo depositamos en la iglesia, y al dia siguiente con asistencia de todas las personas del pueblo, que todas lloraban hasta los chicos, se le hizo el oficio de sepultura con nocturno y misa, y se le enterró en el cementerio. Yo sentí muchísimo no haber podido socorrerle con la absolucion por hallarme á la sazon en mi casa con unos óficiales de Tabuenca muy malos; pero puede servir V. de consuelo que su hermano murió como un mártir, y que estará gozando del Señor.”

La primera Carlistada, 1833-39, tuvo como protagonista la gente de la tierra. Fue esta vez una guerra civil, donde el voluntariado fue bastante numeroso, a la que se unieron los alistamientos forzosos. Frente a los vecinos valles de tendencia liberal: Aezkoa. Luzaide… Artzibar se decantaba más por el bando carlista. En sus primeras escaramuzas, en enero de 1834 Zumalacárregui conquistó Aezkoa y sus fábrica de armas, así como se le rindieron Zaraitzu-Salazar y Erronkari-Roncal. Perseguido anduvo evitando el enfrentamiento directo con las tropas gubernamentales, y entre sus “paseos” durmió el 16 de febrero en Nagore, y el 17 ya estaba en Zubiri. Los gubernamentales intentaron atacarle en Zubiri, pero ya estaba en Olague. Las tropas se repartieron entre Zubiri y Urdaitz a pasar la noche de carnaval, y Zumalacárregui decidió atacarles de noche. Los soldados estaban extrañados al ordenar Zumalacáregui qyue se pusieran la camisa por fuera, pero con la oscuridad fue una buena idea pues se evitaron atacarse entre ellos y tuvieron una sonada victoria.

En la guerra los carlista quemaron Aribe y Garralda y entre 1839 y 1840 Diputación todavía pedía raciones para sus vecinos a los valles de al lado, entre ellos a Artzibar. Los movimientos eran continuos, así como las escaramuzas. Leamos varias noticias sobre esta guerra:

19-XII-1834. (Iruñea-Pamplona). “Día 4 de diciembre. La tropa que ha salido hoy dé esta plaza al mando del general en gefe, se ha dividido en tres columnas, de las cuales una tomo la dirección, de Urroz, otra la de Zunzarren y la otra la de Redin. El general en gefe se hallaba á la una de la tarde en Lizoain. A las siete y media de esta mañana ha salido de Aoiz el grueso de la facción que se ha dividido en dos mitades, dirijiéndose la una á Nagore y la otra hacia Zunzarren. En la venta de las Campanas y pueblos inmediatos, han estado hoy como unos cuatro batallones facciosos.”

25-I-1836. El día 7 del corriente llegó el comisario de guerra carlista al lugar de Oroz-betelu, valle de Arce, con el 9º batallon de Navarra. Pidió en el valle de Roncal, que ya anunciamos que se sublevó el 3 a favor de la Reina, 4.000 raciones de pan, vino y carne, con la espresa obligacion de conducirlas al lugar el 8 siguiente; y si faltaban á esta órden serian condenados á una multa de 1.000 duros, y el alcalde conducido prisonero al cuartel general de D. Carlos. El alcalde del valle, despues de haber consultado con el ayuntamiento, contestó al comisario de guerra que en ningun caso daria raciones a los carlistas, y que si querían podrian ir ellos mismos á buscarlas, y que solo esperaba la llegada del 5.º batallon para llevarlo a efecto. El valle de Roncal ha pedido refuerzos al gobernador de Lumbier […]”

3-VI-1836. “Los aezcoanos de Garralda, irritados de que los carlistas hubiesen puesto fuego á sus casas, se reunieron en número de 60 el 19 del corriente y se dirigieron á los pueblos de Nagore, Orbaix e Itoiz, en el valle de Arce, donde saquearon todas las casas y maltrataron á muchos habitantes tratándoles de facciosos.”

26-XII-1837. BAYONA 17 de diciembre. Las dos columnas de tropas nacionales que hay disponibles en Navarra y se componen de 14 batallones de infantería y 200 caballos, se dirigieron el dia 15 del corriente desde las villas de Urroz y Aoiz, formando dos lineas paralelas hasta los pueblos de Burguete y Roncesvalles, quedando algunos batallones escalonados en los pueblos de Nagore, Uriz y Saragüeta del valle de Arce, para formar la línea por la que debia conducirse el convoy de 500,000 raciones de arroz, tocino y otras que estaban preparadas en la villa de Balcarlos. El 16 por la mañana llegó á dicha villa un batallón de infantería con 300 bagajes para cargar y romper la marcha según lo verificaron, pasando á pernoctar á la de Burguete el mismo dia, que solo dista de aquella tres leguas, pero de un camino pésimo de puerto, cubierto de nieves y barros, casi intransitable para semejante brigada: dicho dia solo pudo marchar una tercera parte del convoy, y en los siguientes irá marchando lo que queda. Los carlistas no tenían el dia 15 fuerzas sobre aquellos puntos pues solo ocupaban el fuerte de Iñigo 4 compañías del tercer batallón de Navarra, hallándose las 4 restantes en el pueblo de Zubiri, y los batallones 5.° y 9.º en Olagüe y Lanz, distantes cuatro leguas de Burguete.

27-12-1837: ”El dia 16 por la madrugada se dirigieron tres batallones carlistas desde el valle de Anue al de Erro para reforzar la guarnicion del fuerte de Iñigo y unirse á otros dos batallones mas que habían pasado en la misma dirección. Su objeto era oponerse al paso del convoy que salió de Valcarlos el mismo dia; con cuyo motivo el gefe que mandaba las columnas de nuestras tropas varió de dirección en su marcha, y se dirigió con el convoy desde Roncesvalles á la real fábrica de Orbayceta; de esta a los pueblos de Villanueva y Abaurrea alta en Aezcoa, bajando por el puerto de Areta á Ía villa de Aoiz para ir á Pamplona, teniendo que andar 24 leguas por estos puntos en lugar de 10 que hay en linea recta desde Valcarlos á Pamplona; y para mayor seguridad dispuso el mismo gefe derribar el puente de Artozqui, situado entre Aoiz y el valle de Aezcoa. El dia 18 los carlistas ocuparon los pueblos de Roncesvalles y Burguete, quedando cerrada como antes la comunicación entre Francia y Pamplona, Ocupando la facción la antigua línea de Zubiri.”

30-III-1838. En los últimos día el cura del pueblo de Oroz Betelu (valle de Arce) a consecuencia de una orden de la junta de Navarra sacó 16.000 reales á los pueblos del valle de Erro, cuya suma le habian quitado algunos días antes los tiradores de Isabel II, imponiéndoles tal pena á los pueblos porque no dieron aviso del paso de las tropas Cristinas. El fuerte de Iñigo es un depósito de padres de familia cuyos hijos han desertado de los batallones carlistas y se han refugiado en Francia. El día 18 se hallaban en el 340 personas arrestadas.”  

El levantamiento de 1848-49, para algunos la segunda carlistada, fue de escasa entidad, aunque Aldude fue tomado como campamento base de algunas partidas de disidentes republicanos y entraban de vez en cuando en la zona, por Sorogain, Lindus… apareciendo alguna veces tropas por Artzibar. Esta vez no se producían muchas represalias, quizás alguna requisición y poco más. Las crónicas a veces eran confusas, y así mientras un periódico publicaba el 30-I-1849 ésto: “Los de Asura habrán quedado probablemente por las montañas de Roncal, para salvarse á lo mejor con una contramarcha hácia el valle de Arce, ó el de Erro.” El mismo día otro periódico confirmaba los pasos de Asura: ”Asura con unos 70 republicanos entró anoche á las siete en Burguete y salió presto para el valle de Arce: varias columnas hay en persecución de estas partidas, pero creo que las irán burlando.”.

La última carlistada del siglo XIX, la de 1872-76, tampoco tuvo importantes consecuencias a nivel humano en el valle. La fábrica de munición de Orbaizeta, era aun objetivo militar, pero menos importante que en anteriores guerras. Lo que sí encontramos en el archivo del valle son unos buenos listados de los abastecimientos que tuvieron que hacer todos los pueblos a las tropas, de uno y otro bando, y que luego, en parte fueron indemnizados, dado que también encontramos algunos listados de indemnizaciones por la guerra, pueblo por pueblo, aunque no creemos que sean en la misma medida que las pérdidas. Las tropas a su paso o en su estancia en el valle exigía raciones de comida para los soldados, de paja para la caballería, leña, etc.

En los años anteriores, encontramos el relato de un clérigo carlista de Zangoza-Sangüesa, que anda en el exilio entre 1868-69, y vuelve antes de la guerra. En Donibane Garazi-S. Juan Pie de Puerto encuentra en el mercado a unos erroibartarras, “valderranos”, que le ayudan a volver, para luego con ayuda de algunos artzibarres volver a su tierra. Aunque la anécdota del carbonero ya está descrita en los oficios del valle, merece la pena mantener el relato completo. Es una interesante descripción de cómo se vivía en la zona esos años de preguerra: el mercado, contrabando, rencillas políticas…

(en una fonda de Donibane un erroibartarra le llama aparte): […] conozco a ustedes, no tienen dinero, tomen la copa y pan que yo pagaré, y también la cama, y nada les faltará en el camino con nosotros. Le dimos la gracias por todo, y salimos para Valcarlos; aquí no hallamos los carabineros, habían sido retirados por miedo a los carlistas, y esto fue un gran bien para nosotros.

Almorzamos en la fonda de Barcelona, y cuando nos disponíamos para subir el puerto, se nos presentó el alcalde. Este Señor llamado Chichuri?, conocido en aquel país por el liberal más avanzado Y enemigo acérrimo de los carlistas, nos mira y acecha con recelo, hasta que se dirige a Fermín el Manchador y le pregunta de dónde vienen y a dónde se dirigen. Éste, sin reflexionar que es autoridad o que ésta nada vale en este caso, le responde con su lenguaje campestre ¡A ti que te importa, retoño!, le dirige otro apóstrofe poco retórico y se dirige por el monte adelantándose a nosotros. Al desaparecer mi compañero, se dirige a mí y me pregunta de dónde soy y, sin inmutarme, digo que soy de Aspurz; les pregunta a los valderranos por mí y le dicen que me han conocido en el mercado, a donde había ido a comprar bestias, pero no me había arreglado y estaba en tanto con una mula que iba a montar, como en efecto la monté. Y sin más pareceres subimos al puerto, yo montado en mi mula de dos años y mi compañero a pie, pues no había pasado un cuarto de hora, cuando salió del bosque y se nos unió, y dijo que había faltado muy poco que no acometió al alcalde con el palo que llevaba, lo que nos hubiera perdido, si no allí, más adelante. Pero el Señor alcalde ya merecía una lección de estaca, que le hubiera aprovechado para ser más cauto en adelante.

Capítulo 19º . Subimos el puerto sin novedad, al pasar por Roncesvalles temimos algo, porque dudamos si habían vuelto los carabineros a ocupar los puestos que habían abandonado, pero no, estaban lejos de allí, por lo menos diez horas de distancia, el contrabando se entraba libre por los pueblos fronterizos. Sin visitar a la Virgen, seguimos el camino hasta la venta de Espinal, donde por necesidad hay que separarnos de los valderranos, éstos nos recomiendan a un compañero de viage de Villanueva de Arrieta y le dicen nos dé alojamiento en su casa y de cenar, que no tenga cuidado, que ellos le abonarán todo el gasto.

Nos despedimos para no vernos mds, y seguimos la senda de un monte espeso, donde encontramos a un carbonero, puede decirse dueño y señor del bosque, su aspecto es de un anacoreta flaco y estrecho de cara y rostro, como San jerónimo cuando se empleaba en el desierto ayunando rigurosamente y trasladando canastas de tierra de una parte a otra para domar la carne y resistir las tentaciones.

Así, éste no posee nada fuera de los utensilios de hacer el carbón, allí no hay ni pan, ni agua, se encienden los sacos de carbón cargados en el macho para llevar al pueblo, y si no por nuestra ayuda se abrasan los tres, carbonero, bestia y amo de ésta. No hay agua para trance tan apurado, y quedan tendidos los sacos y el carbón por el suelo; segunda vez llenamos los sacos de otra hoya que tiene preparada para llevar a Pamplona, también se enciende un saco, que con tierra apagamos.

Y seguimos la marcha, llegamos al ocultarse el sol en occidente. Cercanos al pueblo, hay que acechar si han vuelto los carabineros a Villanueva, y para esto me dirijo con precaución a un alto, hasta cerca del pueblo, miro y vuelvo a mirar, según me había encargado nuestro guía, porque tenía que salvarnos y salvar el contrabando, que por poco que valiera representaba unos cientos de pesetas, que para estas familia fronterizas son una fortuna.

De la requisa y examen resulta que no hay carabineros, continuamos sin cuidado. En esta noche no nos faltó una mala cena, pues como la dueña de nuestro alojamiento no ve con agrado nuestra llegada, nos mira con recelo y con mala cara; con todo agradecemos lo poco que se nos hace. Por la mañana, sin tomar nada, pues nos dijo la Señora nada había en su casa, sino un pedazo de pan que nos puso en la mesa, tan duro, que no lo pudimos morder con nuestros dientes de veinticinco años.

Capítulo 20° Salida de Villanueva, encuentro de los carabineros en ArtajoSalimos de Villanueva, después de ofrecerles nuestras casas en Sangüesa y Aibar, con la esperanza de que el tabernero de Nagore era conocido de Fermín y nos dará pan y vino para reforzar algún tanto nuestros cuerpos. Al pasar por la carretera nos llamó el cura de Urdíroz, Fermín siguió adelante, pero me pareció debía corresponder aquel obsequio de llamarnos, y así lo hice. Nos saludamos afectuosamente y me preguntó de dónde veníamos; después de satisfecha su curiosidad, llamó a la sirvienta y le hizo servirme el desayuno, me dio un cigarro puro y seguí a mi compañero que lo encontré en la taberna de Nagore, donde rehizo sus fuerzas con una libra de pan, un pedacito de queso, y pinta de vino, que para pago de esto dejó los borceguíes nuevos, los que rescataría cuando volviese a Francia.

Ya rehechos de la fatiga y alimentados, caminamos para Aoiz, donde tomamos el camino de Sangüesa por la afueras de la villa, y llegamos Artajo, donde hallamos en la venta y fuera de ésta pasados de sesenta carabineros, concentrados allí por miedo a las noticias que tenían de la entrada de los carlistas.

Entre ellos vi un conocido y, para no infundir sospechas, me dirigí a él, le saludé y, después de recordar los años que había pasado en Sangüesa de barbero, mancebo en casa de Don Ramón Iñiguez, me dijo de dónde veníamos; contesté que veníamos de Aoiz de ver a unos presos interesados y lo mismo Fermín, que era de Aibar. Nos hizo entrar a la venta, allí bebimos una pinta, yo seguía hablando con ellos acerca de los carlistas, Los animé no tuvieran cuidado, que nada se decía de tal asunto y que podían dormir con tranquilidad.

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